Cuando le llevaba el pastel a su amigo
se le olvidaron las velas y se las pidió
a su papá. Entonces puso las velas y
soplaron. Pero soplaron tan fuerte que
se quemaron los piñones y las peras.
Echaron agua con una manguera para
apagarlo, fregaron el suelo y al final
Pepa y Pepe merendaron otro pastel.
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